AQUI AGONIZANTE...

Aquí agonizante escribo mis últimas palabras, sintiendo que la vida se escapa como arena entre mis dedos, como a Mark Knopfler en "Love Over Gold" y con ella, se desliza también un último resquicio de razón.

 

 

Mienten quienes dicen que en estos momentos ves pasar toda tu vida como si fuera una película, porque en mi pantalla sólo aparecen dos, tres momentos a lo sumo, pero que se repiten hasta la saciedad. Uno de esos instantes, quizá el que más me obsesiona, es el día de tu boda. Supongo que no te extrañará, creo que ninguno de nosotros podrá olvidar aquel día.

 

 

 El mayor de mis temores es que el infame recuerdo me siga atormentando en la caja de pino. Mi cuerpo exangüe, que apenas alcanza a sentir más que el hedor de la inmundicia de mi propia enfermedad, sigue doliéndose con tu expresión aterrorizada frente a la macabra sorpresa en el Salón de Baile del decadente Casino. La sangre sobre el blanco nuclear de el traje de novia destacaba como en el guardiamarina negro el uniforme de verano!

 

 

El ramo en el suelo...yo sabía y no dije....

Pobre Vito.

Maldita culpa!