Me he quedado fascinada con el proyecto fotográfico de Antoine Bruy que buscando y buscando ha encontrado a gente que aún cree en la naturaleza y la sencillez de no poseer.
Desde 2010 hasta el 2013, me fui a dedo por toda Europa con el objetivo de cumplir con los hombres y mujeres que hicieron la elección radical de vivir lejos de las ciudades, dispuestos a abandonar su estilo de vida basado en el rendimiento, la eficiencia y el consumo.
Sin ningún tipo de ruta fija, impulsado por el encuentro y la oportunidad, este viaje finalmente se convirtió para mí en toda una experiencia. Ocho de esas experiencias se muestran aquí.
La heterogeneidad de lugares y situaciones muestra la hermosa paradoja de la búsqueda de una utopía a través de intentos empíricos permanentes y a veces errores. Estructuras inestables, materiales recuperados, o múltiples aplicaciones de las teorías agrícolas nos permiten ver la variedad de ideas. Todo ello con el objetivo de desarrollar estrategias para obtener una mayor energía, alimentos y una autonomía económica o social.
Estos son, de alguna manera las respuestas espontáneas a las sociedades que estos hombres y mujeres dejaron atrás. Ahora el tiempo ha perdido su linealidad para convertirse en algo lento y pausado. No más tictac del reloj, sino un ballet de días y noches, de estaciones y ciclos lunares.
Las casas me han dejado loca!
Interesante su planteamiento.
ResponderEliminarBesos
Me encanta la estética, pero no viviría así ni loca!
ResponderEliminarUy...seguro que por España hay mucha gente que vive aislada... en Grecia este verano frente a Santorini también hay una isla en la que solo vive una persona.
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