Antes de hablaros de mi colección de tazas de enamel o de latón, como más os guste, debo decir que las tazas de enamel, no sirven para nada. Pero para nada de nada.
No se pueden meter en el micro, consecuentemente no sirven para bebidas calientes a menos que tengas fuego real. No sirven de floreros ni de lapiceros, porque son demasiado bajas y anchas y todo lo que metes dentro se cae.
Entonces para qué sirven? Pues para adornar.
A mí, me llega ^_^
En esta imagen están todas pero no están todas. De las blancas con el borde azul tengo dos y de las rojas cuatro con su lechera y todo!
Esta del barquito es mi casi súper favorita. Siempre me han gustado los motivos marineros y esta representa algunos a la perfección.
Y esta es mi súper mega extra favorita. Es del museo Victoria & Albert y no es más bonita porque en realidad es imposible.
Y vosotros ¿qué? ¿Alguna colección tan absurda como la mía?