Hay veces que me quedo muy loca con lo que puede llegar a inventar el ser humano. Desde las cosas más increíbles hasta las chorradas más necesarias. Para ejemplo: el agua de plancha.
Hasta hace cosa de 6 meses os juro que no sabía ni que era. Yo, si quería ponerle agua a la plancha la cogía del grifo y punto. Pero (siempre hay un pero) un día curioseando en la fantástica tienda de Olivia the Shop encontré uno de estos botecitos y claro, mi curiosidad pudo más que yo...
En resumen os diré, que aguas para la plancha hay muchas y de muy diversos precios. Las hay con olor a limón, a lavanda o a frutas del bosque. También las hay excesivamente caras y baratísimas, algunas con encanto francés y otras a tu alcance en el supermercado de tu calle.
El caso es que mola...mucho. La ropa ahora huele a gloria bendita ^_^
Mi abuela se hacía la suya propia,olía fenomenal.
ResponderEliminarBss.
Los botes son una monada! Lástima que cada vez plancho menos...
ResponderEliminarJajaja, a mi me parece una pijada
ResponderEliminarPijada total porque con un culín de suavizante en un litro de agua, y rellenando la plancha cada vez, huelen igual de bien! pero bueno, las botellas son monérrimas...jaja...
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